miércoles, 24 de julio de 2013

Plántulas tozudas

No les daba ni dos telediarios. Cuando la nieve se retiró definitivamente en la primavera, dejó al descubierto un pequeño montón de hojarasca que había quedado acumulado sobre una repisa de mi casa desde el otoño. Unas notas de color aparecieron en abril: dos pequeñas plántulas que habían germinado en el suelo formado por la descomposición de esa hojarasca, apenas un puñado de humus sobre la estéril tela asfáltica. Pensé que en cuanto llegase el verano sería imposible que la humedad acumulada fuese suficiente para mantenerlas con vida, pero estamos en julio y ahí están, frescas y lozanas, (con la ayuda del lluvioso y húmedo verano de Nueva Inglaterra, eso sí) sin parecer que les importe su incierto futuro. Sólo por su ahínco casi merecen un trasplante.



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